
Las personas en serio que no somos tan distintas de los perros como pretendemos serlo; nos encanta comer, dormir, follar, entretenernos con cualquier estupidez, ladrar sin parar a lo desconocido, pero sobre todo, en lo que más nos parecemos es que nos olemos el culo mutuamente a cada rato. Así es, nuestra generación ha aprendido la gran habilidad de olfatear el valor de una persona en los primeros tres minutos que la conocemos y así darnos cuenta del provecho que les podemos sacar. Siempre me preguntaba porque la mayoría de mis autores favoritos se convirtieron en misántropos, ahora ya se porque y creo que marcho en la misma dirección. Sin embargo, los primeros tres minutos pueden ser esenciales no sólo para saber si esta persona me va a conectar a un círculo de personas muy interesantes, o si sabe de buenos lugares en donde pasar el tiempo, no, también se pueden usar para medir si tienen potencial para ser buen amigo/a, si te habla del corazón, si su forma de ser es genuina y sus palabras reflejan lo que está en su mente. El 99% de la gente es así de transparente, ahora para darle un toque optimista al primer párrafo, de vez en cuando te topas con ese un por ciento. Esa gente del un por ciento privilegiado son como setas porque los encuentras rodeados de mierda en un rinconcito privado y si realmente son muy buenos, te pueden llegar a dar cada viaje…

Lo que nos trae a la noche de Shang Hai, esa noche transitaba por la vida nocturna de Madrid sin parámetros. Jamás había ido a un evento de Erasmus y el hecho de que iba a ir gente de todas partes del mundo me inquietaba y me emocionaba simultáneamente. Los nervios estaban aún más a flor de piel porque también iba a ir con mi “host brother.” Un tío majísimo que me había invitado a tantos lugares tan divertidos y presentado a sus mejores amigos, todos igual de majos que él. Así que lo menos que podía hacer yo de mi parte era regresarle el favor, nada más que no sabía en que plan iban los chicos del programa esa noche. Pero bueno, estos pensamientos están por demás, ya estamos dentro del Shang Hai, una discoteca con una temática, que le corresponde muy fielmente al nombre del lugar; oriental, con adornos y elementos muy parecidos a los de Geisha House en Hollywood. Hasta el usar el baño era toda una experiencia en este lugar.
No tardo mucho en que llegaran los chicos del programa por todos lados y pues mi host brother encantado de la vida conociendo obviamente más que nada a las chicas. Pero bueno, enfocándose en el ambiente era la mezcla perfecta porque había un sentimiento de high class de trasfondo pero al mismo tiempo se contrarrestaba con las chicas casi encueradas que llevaban a los chicos a su reja para darles un par de nalgadas enfrente de todos. La música estuvo fantástica, pusieron literalmente de todo un poco pero de una tal forma que no se sentía el cambio de la música. Así que un minuto estas bailando hip hop y a los 7 mins bailando salsa. Lo único que si estuvo un poco peligroso es que los chicos alrededor que solo veían como bailaban los demás soltaban y soltaban botellas de vidrio vacías. Así que eventualmente nos toco bailar sobre vidrio.
A través del lente de Shang Hai me enamoré de una chica del programa, una chica que para mi solo había sido una buena amiga, pero al momento de verla menear las caderas quedé pasmado, vamos a apodarle, Lola. Lola y yo bailamos toda la noche, y yo idiotizado con sus ojos y con su cintura. Una vez que salimos hablamos por horas a pesar del ligero frío. Bueno, pero eso fue ya hace un mes, jajaja, y lo que parecía ser tan especial en ese entonces, resulto siendo algo fugaz y melodrámatico, que sí, que no, que sí, que no y aparte un pinche policia local, calvo, chupapollas, treintaiñero, culero, hijo de puta, robacunas, para completar el triangulo amoroso. Pinche Lola puta e indecisa, que te parta un rayo. Ni se te ocurra venirme a llorar otra vez pidiéndome otra oportunidad. Te haz jodido con ganas. Pero en serio que si es buena gente.
Lo que son las cosas. Es curioso que cuando regresé a Shang Hai por segunda vez este sábado pasado, pasó algo similar. Conocí a otra chica del programa, pongámosle Linda. Ahora nada más espero que no intervenga otro puto policia porque de ser así me vuelvo criminal.
Corresponsal: Alan Edher Valencia